Nunca es tarde para ponernos en forma, pero a partir de los 50 años lo mejor es buscar un ejercicio de bajo impacto con múltiples beneficios, como nadar

El deporte es salud, poco importa la edad que tengamos, y lo importante es mantenernos activos y hacer ejercicio físico. No es necesario entrenarse para convertirnos en deportistas profesionales. Solo haciendo un poco de actividad física ya estaremos ayudando a nuestro cuerpo a sentirse mejor, ya sea apuntándonos a un gimnasio, haciendo ejercicio físico en casa o caminando cada día.

Según vamos cumpliendo años, esto se va haciendo más relevante, pues mantenernos activos a partir de los 50 es esencial para combatir los efectos del envejecimiento, reducir el riesgo de padecer determinadas enfermedades o de perder agilidad y destreza. No siempre resulta sencillo encontrar el tiempo necesario para ello. Sin embargo, mantenerse activo se convierte en esencial para poder seguir llevando el ritmo de vida que nos gusta.

Nadar a partir de los 50 años. (Unsplash/Talahria Jensen)
Nadar a partir de los 50 años. (Unsplash/Talahria Jensen)

Porque a pesar de que esto implique hacer un esfuerzo extra y sacar tiempo de donde en ocasiones sentimos que no tenemos, cuidarnos ha de ser una prioridad y mantenernos activos y en forma es la mejor manera de cuidar nuestro cuerpo y conservarlo en las mejores condiciones posibles. Al fin y al cabo esperamos que nos acompañe muchos años más. Conforme nos hacemos mayores es normal comenzar a sentir los achaques de la edad, pero eso no quiere decir que tengamos que resignarnos a ello.

Nadar a partir de los 50 años

Como decíamos antes, hay muchos ejercicios que pueden ayudarnos a mantenernos en forma: caminar, correr, bailar… Pero hay uno que es ideal, sobre todo a partir de los 50, y ese es nadar. Un excelente ejercicio cardiovascular que fortalece el cuerpo entero y lo hace con un mínimo impacto, lo que reduce el riesgo de lesiones asociadas; también mejora la movilidad y la coordinación, aumenta el tono muscular y mejora la salud mental.

Nadar a partir de los 50 años. (Pexels/Anastasiya Vragova)
Nadar a partir de los 50 años. (Pexels/Anastasiya Vragova)

La natación es buena para el corazón, mejora la resistencia. Además, ayuda a controlar la presión arterial y mejorar la circulación. Este es un ejercicio de bajo impacto, como hemos señalado, lo que hace que nuestras articulaciones estén más seguras, pues no se ejerce presión sobre ellas. A medida que nos hacemos mayores, tienden a debilitarse y con este ejercicio las fortalecemos y protegemos. En el agua nos resulta más fácil movernos, lo que incrementa la movilidad articular.

Al nadar ponemos a trabajar un gran número de músculos, casi todo el cuerpo se implica en el movimiento. Si a esto le sumamos la tensión del agua, estaremos haciendo un estupendo trabajo de resistencia con el que aumentamos la fuerza y el tono muscular. No podemos dejar de señalar que también es una forma de perder peso, pues durante el ejercicio quemamos calorías y aceleramos el metabolismo; el gasto de energía en el agua es mayor, nuestro cuerpo está más activo aunque estemos parados.

Nadar a partir de los 50 años. (Pexels/Dương Nhân)
Nadar a partir de los 50 años. (Pexels/Dương Nhân)

Otro de los puntos que merece la pena destacar son los beneficios que tiene el ejercicio en general, y la natación en particular, para nuestra salud mental. Es importante cuidar el cuerpo, pero no conviene descuidar la mente, ya sea a través del mindfulness, la meditación o en manos de profesionales si sentimos que necesitamos ayuda. El ejercicio físico reduce el estrés y la ansiedad, mejora el estado de ánimo y la calidad del sueño, lo que nos ayuda a descansar mejor y, por tanto, sentirnos mejor y más reconfortados.

Con la natación liberamos endorfinas y esto nos ayuda a sentirnos mejor. Eso sin contar con que es un estupendo ejercicio durante los meses de verano, pues nada hay más refrescante que un buen chapuzón.

Poco material, pero indispensable

Nadar a partir de los 50 años. (Pexels/Heart Rules)
Nadar a partir de los 50 años. (Pexels/Heart Rules)

Igual que para caminar solo necesitamos unos zapatos cómodos y ropa adecuada, para nadar también conviene hacernos con la equipación adecuada. En este caso, la clave está en encontrar un bañador cómodo que nos proporcione libertad de movimientos y que se ajuste al cuerpo. Llevar un gorro de baño, además de ser obligatorio en muchas piscinas, hará que el cabello no interfiera con nuestros movimientos y unas buenas gafas ayudarán a que tengamos una mejor visión bajo el agua sin que se irriten los ojos.

No podemos olvidar la toalla, para secarnos una vez que hayamos finalizado la práctica, y las chanclas, para evitar correr riesgos, tanto de resbalones como de enfermedades. Mucha gente además puede necesitar tapones para los oídos, evitando que entre agua y pueda causar infecciones. También hay otros elementos que podemos usar, como tablas, para hacer ejercicios concretos, o aletas, para mejorar las patadas o aumentar la velocidad.

Nadar a partir de los 50 años. (Pexels/Evin Ng)
Nadar a partir de los 50 años. (Pexels/Evin Ng)

La natación es un ejercicio maravilloso para todas las edades, pero a partir de los 50 sus beneficios son mayores, pues disminuye los riesgos de lesiones mientras nos ayuda a mantenernos en forma. Una dieta equilibrada, un poco de ejercicio físico -en el que nos puede faltar el entrenamiento de fuerza- y, sobre todo, muchas ganas pueden ser la clave para buscar nuestra mejor versión a cualquier edad.

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