Vecinos de la Laguna del Carpintero, en Tampico, reportaron la muerte de una persona que se metió a nadar al cuerpo de agua a pesar de las advertencias sobre los riesgos que corría al invadir la zona exclusiva de los cocodrilos, conocidos como “Juanchos”.
- Luego del rescate del cuerpo, el cocodrilo, de 3.4 metros y 200 kilos, bomberos y autoridades ambientales lo trasladaron a otra laguna en Altamira, donde no hay población humana.
En Tampico, Tamaulipas, vecinos de las colonias cercanas a la Laguna del Carpintero reportaron el fallecimiento de una persona que se metió a nadar al cuerpo de agua a pesar de las advertencias sobre los riesgos que corría al invadir la zona exclusiva de los cocodrilos moreleti, popularmente conocidos como “Juanchos”
“Logramos detectarlo en las inmediaciones de donde se está trabajando aquí en la laguna del carpintero, se pudo detectar en el ducto que descarga, se introdujo el animal con todo y cuerpo, y ahorita lo que hicimos fue el rescate del cuerpo”, explicó Juan García Hernández, jefe del Cuerpo de Bomberos.
El fallecido era una persona en situación de calle de unos 30 años de edad, que, según vecinos, ignoró durante días la advertencia de no lavar su ropa en la laguna.
“Todavía vemos que hay personas imprudentes que desafían y se meten al hábitat de los cocodrilos”, dijo César Cedillo, coordinador de SOS Cocodrilo.
Luego del rescate del cuerpo, el cocodrilo, de 3.4 metros y 200 kilos, bomberos y autoridades ambientales lo trasladaron a otra laguna en Altamira, donde no hay población humana.
“Es un talla 5, arriba de los dos metros, es un macho dominante; cuando un macho se siente invadido pues es territorial, eso es algo normal de todas las especies ¿no?”, comentó César Cedillo, coordinador de SOS Cocodrilo.
En cuatro años, al menos cinco personas han muerto en la zona donde hay ejemplares mayores de tres metros de los llamados “Juanchos”; son una atracción turística, y existe una brigada especial para atraparlos cuando se les observa fuera de la laguna enclavada en plena ciudad de Tampico. Tiene instalaciones para que las personas paseen sin riesgo, pero está prohibido darles alimento e interactuar con ellos, debido a su peligrosidad y rapidez de movimiento en el agua.
“A pesar del estricto apego de vigilancia, hay personas que omiten esto y terminan en un desenlace como el que estamos viendo en este momento”, dijo Matías Fernández, inspector federal de Profepa.