Colin Kaepernick
Héctor Muciño
El nombre de Colin Kaepernick quedó tatuado en la historia de la National Football League (NFL) por su convicción de defender lo que él más creía, la existencia del racismo en el deporte, un llamado que paso de solo una cancha de americano a ser más visto en otros deportes.
La historia de Kaepernick podría darnos a entender que para que sucedan hechos históricos en el deporte, posiblemente algo extraordinario debe suceder en el torno, en su caso, la muerte de un George Floyd a manos de un oficial de policía estadounidense.
La realidad es que Colin en su momento fue el pionero de ejemplificar una realidad que afecta incluso al día de hoy, no solo en Estados Unidos o en un equipo en específico, sino que en su defecto el mundo entero debería replicar el ‘arrodillarse’ por el racismo que existe en el deporte.
En días recientes, Kaepernick ha podido inspirar a una figura del futbol soccer, que ha tomado la fuerza y se ha inspirado en lo que el ex jugador de los San Francisco 49ers cimentó con respecto al movimiento.
Vinicius Jr, jugador en el Real Madrid y seleccionado de Brasil, ha mencionado en distintas ocasiones que se siente impresionado por la historia de Kaepernick y entiende su meta como activista de dar equidad y paz al mundo del deporte.
“Silenciaremos esas voces de odio y marcaremos el camino para un mundo más equitativo e inclusivo”, aseveró Vini Jr cuando pudo intercambiar palabras con Colin.
En la actualidad, Vinicius Jr genera el mismo sentimiento que en su momento hizo Kaepernick, pues mientras uno se arrodilló para demostrar su inconformidad con el gobierno de los Estados Unidos y posteriormente con la NFL tras su retiro del deporte, el brasileño lloró frente a una rueda de prensa expresando que los insultos racistas no deberían existir más.
“Solo quiero jugar”, mencionó sollozando el jugador merengue.
¿Hasta qué punto debe llegar el odio en el deporte?
Cheikh Sarr, portero del Rayo Majadahonda, de la tercera división del futbol de España, dejó en claro que de no detenerse esta situación todo podría escalar de nivel.
A manera de defensa, el senegalés saltó a una grada para buscar a un aficionado que se dedicó a llenarlo de insultos y comentarios racistas.
Pese a dar con el responsable y sujetarlo de la bufanda, el problema quedo en un jaloneo y una tarjeta roja que marcaba que el jugador sería expulsado del encuentro y posteriormente al día de escrito esto ya fue sancionado.
Lo que deja en duda, ¿hasta qué punto podrá llegar el racismo y odio en el deporte? ¿Una tarjeta roja y estadios vacíos pueden calmar una lucha que lleva tantos años?
Como dije arriba, quizá con el nivel de permisividad que existe por parte de las dependencias y las sanciones poco efectivas por parte de los órganos deportivos no están siendo suficientes.
Sin embargo, para que exista un nuevo hecho histórico como el respeto en el juego y el deporte que ya debería estar existiendo al día de hoy, no debería suceder este hecho extraordinario que daña la relación del aficionado con el recinto y con los atletas.
Han pasado 55 años desde los acontecimientos del “Black Power” en los Juegos Olímpicos de México en 1968, sin embargo, la lucha para los deportistas afrodescendientes continua.

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